viernes, 31 de agosto de 2007

Gente que llama a la puerta (People who Knock on the Door), de Patricia Highsmith


Gente que llama a la puerta (People who Knock on the Door), de Patricia Highsmith. 303 páginas. Publicado en 1984 en la colección Panorama de narrativas de Editorial Anagrama. Traducción de Jordi Beltrán.

Patricia Highsmith tiene algunos libros que me han gustado mucho, especialmente Carol, y otros que no tanto, como el archifamoso Extraños en un tren. Por eso, cuando me encontré con media docena de títulos en el puesto de libro viejo que frecuento no supe qué hacer: llevármelos todos o no. Como varios de ellos eran de Ripley, un personaje al que tengo una extraña manía (completamente irracional, lo sé), al final opté por coger sólo uno. El "afortunado "fue este Gente que llama a la puerta, donde se narran varios meses de la vida de Arthur, un adolescente a punto de entrar en la universidad de una familia típica de clase media americana: su relación con su novia Maggie, el aborto al que ella se somete y las sorprendentes consecuencias que este aborto tiene en la familia de él.

Se trata de un ejemplo de la maestría de la autora a la hora de crear una atmósfera llena de suspense, ya que en una novela donde apenas pasa nada (incluso cuesta un poco entrar en ella), consigue tenernos durante páginas y páginas a la espera del acontecimiento funesto que se avecina. Tanto es así que, cuando al final se produce, uno se queda un poco decepcionado: ¿Sólo pasa esto? Pero ahora acusarán al inocente y se liará todo, ¿no? Es también una crítica furibunda a la sociedad puritana y especialmente a los cristianos renacidos en los Estados Unidos de su época (está escrita originalmente en 1983). Es sorprendente comprobar cómo la situación que explica Patricia Highsmith en su libro no ha hecho más que aumentar desde entonces en ese país, aunque tampoco hay que ir muy lejos para encontrar sitios donde abortar es todavía más difícil...

En fin, creo que se trata de un libro recomendable, al menos para una lectura. A mi me costó engancharme y el final me ha resultado decepcionante, pero la sensación de suspense está extraordinariamente conseguida y hay personajes francamente angustiantes: si me encontrara al tal Eddie en mi puerta creo que saldría volando por la ventana, y vivo en un tercero. Por cierto, no recuerdo ningún libro con una ilustración de portada más acertada que la que Anagrama ha escogido para este. El hombre que aparece en la portada es exactamente como me yo me imaginaría al padre de Arthur.

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